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Todo apunta a que el futuro de la movilidad pasa por los vehículos sostenibles, ya sea por las ventajas de los coches eléctricos a nivel medioambiental o fiscal, o por los menores costes de mantenimiento y mayores prestaciones de este tipo de vehículos. Pero, ¿qué podemos hacer si tenemos un automóvil de combustión? Con la normativa europea anticontaminación en la mano, parece que tiene los días contados. Sin embargo, muchos coches podrían salvarse del desguace y tener una segunda vida como vehículos eléctricos gracias al retrofit, una iniciativa para electrificar automóviles con motores térmicos. En este artículo de Wikidriver te contaremos en qué consiste esta tendencia que acaba de llegar a nuestro país y los costes que supone actualmente convertir un auto de gasolina a eléctrico.
¿En qué consiste el retrofit?
Aunque quizás no te suene demasiado y apenas esté introduciéndose en nuestro país, en Francia y otros países europeos el retrofit está abriéndose camino con paso firme y es una tendencia en expansión. Pero qué es, ¿exactamente? El retrofit es una práctica que permite convertir un vehículo antiguo o en desuso (automóvil, moto, camión y hasta barco) en uno más moderno, pasando de un motor de gasolina a eléctrico. Para ello, hay que vaciar literalmente el vehículo de combustión (ya sea gasolina o diésel) e ir sustituyendo las piezas por un motor y baterías eléctricos; en una palabra: electrificarlo. De este modo, se mantiene el chasis del vehículo antiguo o demasiado contaminante y se adapta a las exigencias actuales de normativa ambiental. Se trata de un proceso complejo técnicamente y que requiere tiempo, sobre todo si tenemos en cuenta que un automóvil de combustión puede llegar a tener más de 2.000 piezas. Sorprendentemente, los coches más fáciles de electrificar son los más antiguos, con cambio manual y sin electrónica, mientras que los coches más modernos, con cambio automático y muchos componentes electrónicos, cuestan bastante más.
Una vez el motor ya ha superado la conversión de gasolina a eléctrico, el siguiente paso (más complejo y mucho más costoso económicamente) es la homologación del automóvil. Según el Ministerio de Industria, para que un vehículo de combustión transformado en eléctrico pueda circular debe ser previamente homologado. Para conseguir este documento hay que hacer una serie de pruebas en el laboratorio que, de nuevo, pueden demorarse algunos años y ser bastante caras, oscilando entre 10.000 y 15.000 euros en el caso de las motos y entre 30.000 y 100.00 euros en el caso de los automóviles. El objetivo de este trámite es certificar que el vehículo puede circular con total seguridad, de ahí el alto coste de las pruebas de laboratorio. Sin embargo, no nos parecerá una suma tan alta si la comparamos con el precio de la homologación en Francia, que puede llegar a costar 500.000 euros.
Soluciones a los altos costes de la homologación
Homologar un único modelo es muy caro, pero si decidiéramos electrificar un segundo vehículo del mismo modelo no haría falta volver a pagar el coste de la homologación, solo deberíamos obtener un informe de conformidad del laboratorio que oscila entre los 200 y 300 euros. Así pues, parece que la solución para que el retrofit salga rentable es electrificar varios coches del mismo modelo o bien homologarlos en otros país con costes menores, tal como hacen algunas empresas.
¿Tenemos empresas dedicadas al retrofit en España?
La respuesta es sí. Sí, aunque a un ritmo mucho menor que en otros países de la Unión Europea, donde es una práctica más difundida. En España ya hay algunas empresas y talleres que se dedican a la electrificación de coches y motos antiguos y en desuso y también existen un par de asociaciones para potenciar esta práctica, como la Asociación española para conversión de vehículos a eléctricos (AECONVE) y la Asociación Catalana Vehículo Eléctrico Volt-Tour. Encontramos ejemplos de empresas dedicadas al retrofit en Cataluña, donde un taller de Canyamars (Gerona) ha convertido el clásico Volkswagen Escarabajo en eléctrico y un socio de Volt-Tour ha hecho lo mismo con su moto Montesa Impala en Barcelona. La madrileña Elektrun cars es otra de las compañías que ha apostado por esta práctica electrificando un Seat 127 y un Renault Twingo y, en Extremadura, eCoche está destinando esfuerzos para lograr la transformación de coches de combustión a eléctricos. Por su parte, Avia también está aplicando el retrofit a camiones y es que la electromovilidad no se restringe solo a los turismos.
El retrofit en el mundo
Si bien el retrofit es una tendencia minoritaria en nuestro país, se trata de una práctica extendida en más de 40 países del mundo y en algunos lugares cuenta con ayudas gubernamentales. Por ejemplo, a diferencia de lo que ocurre en España, donde actualmente no hay ninguna ayuda pública para transformar vehículos de combustión en eléctricos, en Francia el gobierno concede subvenciones de hasta 5.000 euros para electrificar vehículos antiguos o demasiado contaminantes, sumadas a las ayudas que también dan algunas regiones y ayuntamientos. Además, consciente de las trabas que supone la homologación de vehículos, el año pasado el gobierno galo aprobó un decreto para simplificar los trámites. ¿El resultado? Francia cuenta ya con una quincena de compañías que se dedican al retrofit y ya es posible ver algunos coches electrificados circulando por sus calles desde el mes de mayo, cuando se hicieron las primeras homologaciones. Algunas empresas, como la parisina Retrofuture, en 2019 ya contaban con casi 70 peticiones de clientes para electrificar sus vehículos y otras, como la Transition-One de Orleans, actualmente registran cientos de pedidos para electrificar automóviles antiguos.
Destacado: Actualmente en España no hay ninguna ayuda pública para transformar vehículos de combustión en eléctricos
Otro ejemplo del impulso que esta tendencia está cogiendo en Francia es la apuesta de Renault por la conversión de vehículos de gasolina o diésel a eléctricos. Desde el pasado mes de septiembre, la automovilística francesa está electrificando vehículos en la fábrica que tiene en Flins, cerca de París. La intención de Renault es aprovechar la potente red comercial de que dispone para vender estos coches, dando prioridad a los profesionales con vehículos utilitarios que dependan del acceso al centro de la ciudad para poder realizar su actividad.
Como no podía ser de otro modo, el retrofit también pisa fuerte en EE.UU. y grandes gigantes de la automoción como Tesla, Jaguar y Aston Martin se han sumado al carro de la electrificación, además de empresas como Zelectric Motors, Lunaz y Zero Labs, entre otras. Lo mismo ocurre en Italia con Garage Fiat, en Holanda con Voitures Extravert, en Inglaterra con RBW Classic Electric Cars y en Macedonia con BB Classic Cars and Replicas, por citar algunos ejemplos más en Europa.
El fenómeno está cogiendo tales dimensiones que hoy en día ya se encuentran en la red múltiples vídeos de vehículos electrificados en varias partes del mundo e incluso es posible comprar kits por internet para electrificar nuestro propio coche (aunque no cabe decir que es una tarea muy compleja para la cual se necesitan amplios conocimientos de ingeniería y mecánica).
En resumen, el retrofit es una práctica de economía circular que permite reutilizar vehículos antiguos o demasiado contaminantes convirtiéndolos en vehículos eléctricos, respondiendo así a la emergencia climática y dando una segunda vida más ecológica a automóviles y motos que aún funcionan. De modo que, si eres un romántico de los coches de los 80 y 90 y puedes rascarte el bolsillo, ya no tienes por qué renunciar a conducir tu querido Escarabajo, Porche 911 o Mini clásico. ¿Quién iba a decir que el futuro del coche llegaría envuelto en el pasado? Los vintage lovers están de suerte.