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Considerados por muchos una simple medida recaudatoria, lo cierto es que los radares son una importante herramienta para garantizar disminuir la siniestralidad vial en las carreteras españolas. Y si no, fijémonos en los datos: según un estudio del Servicio Catalán de Tráfico, la accidentalidad siempre baja de media entre un 60 y un 70% en los siguientes cinco años en los puntos donde se han colocado radares fijos. En nuestro país la DGT cuenta con un amplio abanico de cinemómetros de varios tipos: pórticos, postes, cabinas laterales, trípodes, radares de tramo, móviles, en cascada, helicópteros con radares incorporados, radares medusa, drones y radares antifrenazo. En este artículo de Wikidriver nos fijaremos en estos últimos, te contaremos cómo funcionan exactamente y qué retos tienen por delante en los próximos años.
Hecha la ley, hecha la trampa. Por desgracia, a pesar de que hay unas normas, hay quién intenta saltárselas a toda costa, aunque ello comprometa la seguridad vial de todos. Es lo que hacen muchos conductores al ver un radar: levantar el pie del acelerador para, una vez superado el dispositivo, volver a pisar el acelerador y circular de nuevo a gran velocidad. Consciente de ello, la Dirección General de Tráfico (DGT) hace unos años desarrolló e implantó los radares antifrenazo y, recientemente, ha decidido ampliar la red de este tipo de cinemómetros vistos los buenos resultados que ofrece y su efecto disuasorio.
¿Qué son los radares antifrenazo de la DGT y cómo funcionan?
Los radares antifrenazo son un tipo de dispositivos muy útiles, ya que permiten detectar la velocidad de un vehículo (o varios) de forma muy precisa y efectiva. Este tipo de cinemómetros se componen de dos radares: uno, móvil y otro, fijo. El radar móvil se ubica antes del radar fijo señalizado (pueden ser varios metros, o incluso, kilómetros antes), permitiendo detectar la velocidad del vehículo antes de que se acerque a la instalación fija. De este modo, una vez el coche pasa por el radar fijo, se comparan ambas velocidades para poder determinar si el vehículo ha frenado para igualarla a la de la vía y cumplir con la señal de tráfico. De nada sirve que el conductor frene a último momento al ver el punto de control fijo, dado que la velocidad ha sido detectada previamente con el radar móvil. Se trata de un sistema muy similar al que utilizan los radares de tramo, pero a diferencia de estos, uno de los dos radares (el móvil) no está señalizado.
Los radares antifrenazo son de los más avanzados del mercado, ya que incorporan tecnología láser y de efecto Doppler (en la cual una antena emite una señal con una longitud de onda determinada, que «rebota» contra los vehículos en movimiento y vuelve a la antena). Además, estos dispositivos están conectados a cámaras de videovigilancia del tráfico que, al capturar imágenes o vídeos de los vehículos, permiten determinar con mayor exactitud y precisión la velocidad a la cual circulan en un punto en concreto.
Diferencia respecto a los radares en cascada
Tras explicar qué es y cómo funcionan los radares antifrenazo, es importante hacer un apunte sobre los radares en cascada ya que hay quien los confunde; es cierto que tienen algunas similitudes, pero también diferencias.
Ambos utilizan dos radares, pero están colocados de forma inversa: en los radares en cascada, el radar fijo se instala antes del móvil, mientras que en los radares antifrenazo es al revés, el fijo está colocado unos metros o kilómetros después del móvil.
Con los radares en cascada se busca detectar y sancionar aquellas personas que aceleran tras haber superado el primer cinemómetro, ya que muchos conductores pisan el acelerador creyendo que tras un radar no hay otro.
¿Cuál es la multa al ser detectado por un radar antifrenazo?
Si circulamos con exceso de velocidad y frenamos bruscamente ante la presencia de un radar, podemos ser sancionados por las autoridades de Tráfico con una multa de 200 euros y la retirada de cuatro puntos del carné.
En el Artículo 53 del Reglamento General de Circulación se indica que frenar sin motivo aparente reduce la distancia de seguridad con el vehículo precedente y posterior, hecho que puede suponer un peligro para los otros usuarios de la vía. En consecuencia, si la maniobra no está justificada, estaremos poniendo en peligro la seguridad vial y podremos llevarnos una buena multa.
Otra cuestión importante a señalar asociada a estos dispositivos de control de velocidad es el uso de las apps para detectar radares. Si bien, según el reglamento de Tráfico, avisar de la situación de un radar es legal, detectarlo e inhibirlo, es ilegal y está sancionado con importantes multas. Así, estas aplicaciones móviles no están permitidas (usarlas se considera una infracción grave) y se sancionan con 200 euros de multa y la retirada de tres puntos del carné.
Beneficios de los radares antifrenazo
Desde que instalaron los primeros radares de este tipo hace unos años, la DGT ha comprobado la eficacia del sistema y, por ello, recientemente ha decidido ampliar el número de radares antifrenazo en el territorio. Repasemos cuáles son sus principales beneficios:
Mejora de la fluidez del tráfico
Este tipo de radares disuade a los conductores de frenar de golpe para, posteriormente, volver a acelerar, hecho que se traduce en una mejora de la seguridad vial y en menos concentración de vehículos antes de un radar. A su vez, esto permite lograr una circulación más fluida, ya que los coches no reducen bruscamente la velocidad.
Reducción de accidentes
Según la DGT, la instalación de radares en las carreteras españolas ha sido una de las medidas más eficientes para reducir la siniestralidad vial. En veinte años, el número de cinemómetros fijos se ha multiplicado por cinco y el de fallecidos en siniestros viales se ha reducido a un tercio.
A finales del año pasado, en las carreteras de nuestro país (excluidas Catalunya y el País Vasco) había un total de 355 radares fijos y 64 de tramo, y en los próximos tres años Tráfico instalará 150 nuevos dispositivos para controlar la velocidad, la mayoría en carreteras convencionales y, el resto, en autovías y autopistas.
Mayor seguridad para peatones y ciclistas
En caso de accidente, los peatones y ciclistas son los colectivos más vulnerables y los que pueden salir peor parados. Con los radares antifrenazo se evita el exceso de velocidad y las frenadas bruscas, reforzando así la seguridad vial y protegiendo a estos colectivos.
Desafíos y limitaciones de los radares anti frenazo
A pesar de ser una medida altamente eficiente para reducir la siniestralidad vial, este tipo de dispositivos sigue despertando recelo y críticas entre muchos conductores, que únicamente los ven como un instrumento recaudatorio. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, ya que analizando las cifras de la DGT podemos comprobar que son un elemento esencial para aumentar la seguridad en las carreteras.
Otra cuestión vinculada a los radares son las limitaciones a las cuales a veces tienen que enfrentarse, como condiciones de mala visibilidad, ubicaciones remotas de difícil acceso, o falta de acometida eléctrica y disponibilidad de conexiones de fibra óptica, entre otras. Sin embargo, la evolución tecnológica de los últimos decenios ha permitido salvar todos estos obstáculos, así como desarrollar y perfeccionar los radares.
En la actualidad, gracias a los nuevos equipos equipados con energía solar y dotados de conectividad por redes 3G, 4G y 5G es posible instalar radares donde son realmente necesarios, aunque se trate de lugares remotos sin acometida eléctrica ni instalación de fibra óptica. Igualmente, el desarrollo técnico de cámaras y flashes ha permitido captar imágenes legibles en condiciones de mala visibilidad, dentro de túneles o incluso de noche. Por último, no podemos olvidarnos de los llamados Pegasus (los radares aéreos de la DGT en funcionamiento desde 2013) y los drones que vigilan las carreteras desde el aire y supervisan las zonas más alejadas. En 2018, los drones empezaron a operar (la DGT se hizo con una flota de 39 dispositivos) dotados con una cámara de alta definición; gracias a ella, captan imágenes que pueden ser usadas para probar infracciones y tramitar denuncias. Los drones vigilan las carreteras a 120 metros de altura y tienen un radio de acción de medio kilómetro. Su autonomía es aún bastante escasa (20 minutos), de modo que mejorarla será uno de los retos que deberá afrontar la DGT en los próximos años para controlar la velocidad desde el aire durante más tiempo.
A modo de conclusión, en este artículo te hemos explicado qué son los radares antifrenazo, cómo funcionan y qué impacto tienen en la seguridad vial. También hemos analizado sus beneficios y los retos que tendrán que superar en los próximos años para poder seguir reduciendo la siniestralidad en las carreteras españolas. Sin duda, las mejoras tecnológicas jugarán un papel decisivo, logrando quizás desarrollar soluciones aún inimaginables hoy en día, como sucedió años atrás con los helicópteros y los drones-radares de la DGT.