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El número de vehículos sin etiqueta que podían circular por Barcelona hasta el 2020 se ha reducido a la mitad gracias a la normativa de la Zona de Bajas Emisiones.
La ZBE de Barcelona entró en vigor el 1 de enero del 2020 y el resultado hasta ahora ha sido positivo, si tenemos en cuenta los datos que se desprenden del primer balance llevado a cabo tras la entrada en vigor de la norma. Y es que, aproximadamente, han dejado de circular el 50% de los vehículos contaminantes que hasta ahora podían hacerlo libremente por la ciudad de Barcelona.
Se estima que este porcentaje se reducirá todavía más en el mes de abril, donde se empezarán a imponer multas por el incumplimiento de la normativa. Aunque todavía está pendiente la instalación de casi un centenar de cámaras de videovigilancia para controlar quién es apto para circular y quién no, las cámaras y radares que se encuentran actualmente en funcionamiento están detectando estos días muchos vehículos sin su etiqueta ambiental.
El tráfico se ha reducido considerablemente
Como resultado de la ZBE, el tráfico en la ciudad condal ha disminuido notablemente. En concreto, un 3,6% dentro de la ciudad, un 1,9% en las carreteras de acceso y un 4,9% en las rondas. Esto es debido, en gran parte, al cambio de hábitos que ha promovido la nueva ley donde los propietarios de vehículos contaminantes han sustituido el coche por el transporte público.
Como consecuencia de esta medida, se estima que desde el mes de enero se han vendido unas 6.000 tarjetas de transporte público (TMB). Muchas de ellas adquiridas por aquellas personas que realizan desplazamientos diarios a Barcelona desde localidades donde la normativa no les afecta. La mayoría opta por acercarse a la ciudad en coche y aparcar en un parking ubicado en Barcelona fuera de la ZBE, acercándose hasta el centro en transporte público.
Una reducción de las emisiones contaminantes
Es necesario destacar que, como resultado a la Zona de Bajas Emisiones, se ha podido comprobar una mejora en la calidad del aire. Y es que los vehículos marcados como contaminantes por la DGT contaminan veinte veces más que los coches con etiqueta ambiental.
Así pues, habiéndose reducido los niveles de contaminación de la ciudad de Barcelona, el resultado es positivo, dando lugar a una mejora en la calidad de vida y salud de los ciudadanos.