Contenidos
Dos de los efectos más conocidos al volante son el efecto túnel y el efecto dominó, pero si nos referimos al efecto submarino, ¿sabes de qué estamos hablando? Quizás por el nombre no te suene, pero se trata de un efecto que puede darse con cierta frecuencia si llevamos elementos en el asiento (como toallas debajo del bañador en verano o aislantes de bolas en el respaldo y la banqueta) que impiden una buena sujeción del cinturón de seguridad y permiten que el cuerpo se deslice en el interior del vehículo. En este artículo de Wikidriver te contaremos en qué consisten exactamente estos y otros efectos en la conducción y cómo puedes evitarlos para que circules con seguridad y te ahorres sustos al volante.
Tenemos todos muy claro lo importante que es llevar siempre el cinturón de seguridad cuando circulamos: utilizarlo salva vidas y reduce hasta un 50% ciertas lesiones en caso de accidente. Lo que parece que no tenemos tan claro es la importancia de llevarlo bien puesto, ya que un cinturón mal colocado puede provocarnos daños abdominales y lesiones en otras partes del cuerpo si se da el efecto submarino. Este ocurre cuando el cinturón de seguridad no está bien colocado y no nos sujeta como debería: en consecuencia, si hacemos un frenazo brusco o una deceleración fuerte, el cuerpo presionará el asiento hacia abajo, pudiendo llegar a deslizarse por debajo de la banda abdominal del cinturón.
El efecto submarino puede ser muy peligroso por tres razones:
– en primer lugar, si el sistema de sujeción no está bien colocado, en caso de impacto el cuerpo se desplazará hacia delante y podremos golpearnos la cara o el pecho contra el volante o el salpicadero (según la posición que ocupemos en el vehículo);
– en segundo lugar, el cinturón puede presionar partes blandas del cuerpo como el abdomen y causar lesiones internas graves;
– en tercer lugar, una mala sujeción del cinturón puede provocar que nos deslicemos por debajo e impactemos con las extremidades inferiores contra la parte baja del vehículo, pudiendo sufrir importantes lesiones como fracturas en las piernas.
Acabamos de señalar que el efecto submarino se produce si no llevamos bien ajustado el cinturón de seguridad, pero, ¿en qué situaciones puede ocurrir? Pues bien, en muchas que nos serán familiares y que sorprenderán a más de un conductor. Básicamente, el efecto submarino en el coche se produce cuando colocamos elementos en el asiento (ya sea el del conductor o el de pasajeros) como cojines, toallas o bolas aislantes que, en caso de impacto, impiden que el cinturón nos retenga correctamente. Pongamos dos ejemplos prácticos: muchos conductores profesionales, como los taxistas, tienen por costumbre poner una malla con bolas aislantes en el asiento para estar más cómodos; también es frecuente que después de volver de la playa o la piscina con el bañador mojado en verano coloquemos una toalla en la banqueta para no mojarla. Pues bien, en ambos casos estos elementos (las bolas aislantes y la toalla) aumentan las probabilidades de que se produzca el efecto submarino, ya que pueden hacer perder eficacia al cinturón y alterar la estructura del asiento.
Cómo evitar el efecto submarino y utilizar correctamente el cinturón de seguridad
Para evitar que ocurra el efecto submarino debemos colocar bien el cinturón, sentarnos correctamente y no colocar ningún complemento en el asiento. Otros elementos que ayudan a que no se produzca dicho efecto son los pretensores de los cinturones de seguridad (unos dispositivos que, en caso de producirse un choque frontal, impiden que el cinturón no se alargue y quede pegado al cuerpo) y la forma del asiento, que al tener forma de rampa y ser más elevado en la parte de debajo de las rodillas, dificultan que el cuerpo se desplace hacia adelante y hacia abajo.
A continuación, siguen otras recomendaciones para utilizar correctamente el cinturón de seguridad:
– debemos asegurarnos de que la parte superior del cinturón esté entre el cuello y el hombro, nunca colocada directamente sobre el cuello
– la banda inferior no debe estar nunca sobre el abdomen y la banda diagonal debe ir centrada en el pecho. Es muy importante no sacar el brazo por encima de la banda porque, en caso de impacto, no nos sujetaría
– el respaldo debe estar colocado casi en ángulo recto; si está demasiado inclinado hacia atrás, no se ajustará al cuerpo
– hay que evitar la ropa muy holgada en el interior del coche, como abrigos o prendas que no queden demasiado sujetas. Recuerda que, si hay un hueco entre nuestro cuerpo y el cinturón, este no nos sujetará correctamente, con el consiguiente peligro en caso de accidente o frenazo brusco
– en caso de estar embarazada, debe utilizarse un sistema de sujeción especial
– si se circula con menores, huelga decir que siempre deben utilizar un sistema de sujeción infantil con Isofix u otros sistemas de anclaje. La normativa de de sillitas de niño para el coche es muy clara al respecto y establece los sistemas de retención adecuados en base a la edad y el peso
Otros efectos asociados a la conducción
Además del efecto submarino, al volante pueden producirse estos otros efectos que debemos evitar en la medida de lo posible. A continuación, los repasaremos:
– efecto túnel: tal como apuntábamos al principio del artículo, es de los más conocidos. Consiste en la reducción del campo visual como consecuencia de un exceso de velocidad. Cuanto más rápido circulamos, los objetos se vuelven más difusos y borrosos y solo vemos lo que tenemos delante, como en un túnel. Hay que evitarlo circulando a la velocidad indicada en la vía
– efecto pantalla: ocurre cuando hace viento y otro vehículo, al situarse a nuestro lado, actúa de pantalla y nos para el viento. Cuando el vehículo cambia de carril o toma otra dirección, deja de hacernos de pantalla y las ráfagas de viento pueden desestabilizar el automóvil. Debemos estar atentos a la conducción y contrarrestar la fuerza del aire con el volante
– efecto elefante: es, quizás, el efecto menos conocido de todos. Sucede cuando, en caso de frenazo brusco, un ocupante del vehículo que no lleva el cinturón de seguridad, sale disparado contra los otros ocupantes. La fuerza del golpe será equivalente a su peso multiplicado por la velocidad a la que se circule, pudiendo alcanzar un peso de 4.200 kg o superior (por ejemplo, si si el pasajero pesa 60 kg y se circula a 70 km/h, golpearía el asiento delantero con una fuerza equivalente a 4,2 toneladas); de ahí el nombre del efecto
– efecto dominó: se produce cuando, en una retención, un conductor hace un frenazo brusco y el resto de conductores no pueden detener sus vehículos, provocando un accidente en cadena. Para evitar el efecto dominó es muy importante mantener la distancia de seguridad adecuada y estar muy atentos a la carretera
– efecto acordeón: de nuevo, es otro de los efectos propios de las retenciones. Se refiere al tiempo que tardamos en iniciar la marcha en una retención en base al lugar que ocupamos en el atasco. Es decir, si estamos en segunda posición en una larga hilera de vehículos detrás de otro coche (el primero), tardaremos un segundo en reanudar la marcha, mientras que el vehículo que nos sigue tardará un segundo más (es decir, dos segundos en total), el cuarto, tres segundos, y así progresivamente. Cuanto más atrás estemos en la fila de automóviles, más tardaremos en reiniciar la marcha por causa de este efecto. Para intentar impedir que se produzca, hay que estar muy pendientes de la circulación y reanudar la marcha apenas lo haga el vehículo que nos precede
– efecto mirón: un clásico de los accidentes. La curiosidad que genera a otros conductores mirar qué ha pasado al advertir vehículos parados en la calzada provoca que la circulación se ralentice, causando atascos en la vía. Ante estas situaciones, debemos evitar aminorar la marcha y seguir circulando con normalidad.