Así como a veces nos preguntamos cómo serán los coches del futuro, puede que también nos preguntemos qué aspecto tendrán las ciudades en unos años. ¿Imperará la robotización?, ¿cambiará mucho el paisaje urbano? Todo apunta a que, muy probablemente, en algunos años viviremos en smart cities (ciudades inteligentes). Pero, ¿a qué se refiere este concepto? Una ciudad inteligente es un modelo de ciudad que busca integrar la tecnología y la innovación para conseguir su desarrollo sostenible, mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y la eficiencia de sus servicios. En este artículo de Wikidriver analizaremos las características principales de las smart cities y repasaremos algunos ejemplos de urbes que empiezan a aplicar estrategias típicas de este modelo de ciudad, como Chicago, San Francisco, Nueva York o Singapur. ¿Te apetece acompañarnos?
Definición de smart city
En los últimos años, el concepto de smart city ha inundado campañas de marketing de algunas ciudades como reclamo para atraer a nuevos visitantes, pero este término no es un mero concepto publicitario, sino que define con precisión un tipo de ciudad concreta. Una ciudad inteligente es aquella que busca dar respuesta a los grandes desafíos globales, como el aumento de población y la concentración en grandes núcleos urbanos, la contaminación, la falta de recursos, la gestión del agua y los residuos, la eficiencia energética, las demandas sanitarias y educativas, y la seguridad en las grandes urbes.
Para ello, una smart city o ciudad 4.0 es una ciudad innovadora que aprovecha las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y otros medios para mejorar la calidad de vida y la competitividad; igualmente, utiliza el big data, la IoT (internet de las cosas, IdC), los algoritmos y los sistemas de inteligencia artificial para múltiples fines, como gestionar con eficiencia el funcionamiento de los servicios urbanos —entre ellos, el transporte público, el alumbrado y la gestión de residuos—, los recursos energéticos o hídricos, los espacios públicos o la comunicación con sus ciudadanos. Con ello se persiguen tres objetivos fundamentales: reducir el consumo energético, disminuir las emisiones de CO2 y mejorar el bienestar de sus habitantes.
Características de una smart city
Tal como hemos descrito anteriormente, una ciudad inteligente es un modelo de urbe que se basa en una serie de subsistemas interrelacionados, y es que la interconexión e intercambio de datos son dos piezas angulares en las smart cities. A continuación, analizaremos los varios subsistemas que las componen:
– energía descentralizada: en lugar de optar por un modelo centralizado de la generación de energía, se opta por un abastecimiento eléctrico individualizado (microgeneración) repartido por el territorio con paneles fotovoltaicos, placas solares y otras fuentes de energía renovables. Esta generación eléctrica descentralizada facilita la integración del coche eléctrico y los sistemas de almacenamiento.
– smart grids (redes eléctricas inteligentes): redes eléctricas que incluyen una serie de medidas energéticas y de gestión de dispositivos, como contadores inteligentes (smart meterings), fuentes de energía renovables y electrodomésticos inteligentes basados en la domótica (conjunto de tecnologías aplicadas al control y la automatización inteligente de la vivienda para mejorar la gestión energética y mejorar la calidad de vida de sus habitantes). El objetivo último es conseguir la eficiencia energética y mejorar la calidad del servicio.
– smart buildings: los edificios inteligentes incorporan soluciones domóticas y sistemas de producción de energía integrados respetuosos con el medio ambiente.
– smart sensors: los sensores inteligentes son una pieza fundamental de la smart city, ya que se ocupan de recopilar miles de datos para poder mantener la ciudad interconectada e informada y que cada subsistema cumpla su función.
– tecnologías de la información y la comunicación (TIC): como los sensores inteligentes, las TIC son elementos esenciales para regular los diferentes subsistemas que conforman una ciudad inteligente y las herramientas que permiten que la Administración y los ciudadanos participen activamente en la ciudad y se comuniquen. Dentro de la tecnología, la internet de las cosas (IoT) tiene una importancia decisiva. Las aplicaciones de la IoT basadas en la nube reciben, procesan y administran datos en tiempo real para ayudar a los municipios, empresas y ciudadanos a tomar decisiones que mejoren la calidad de vida. En una smart city, la tecnología también se aplica a la educación y a la salud para prestar un mejor servicio y desarrollar estrategias innovadoras (educación a distancia y telemedicina).
– planificación urbana eficiente: diseñar las ciudades siguiendo criterios de sostenibilidad es esencial para minimizar el impacto ambiental y garantizar una buena calidad de vida a sus ciudadanos. Una planificación urbana eficiente incluye gestionar los residuos urbanos de forma inteligente a través de plataformas de IoT (internet de las cosas), promover la eficiencia energética en los edificios públicos y fomentar la accesibilidad ciudadana a los servicios.
– smart mobility: la movilidad urbana inteligente y sostenible es otro de los puntos centrales de una smart city y una prioridad estratégica a nivel local, nacional, europeo y mundial. La ecomovilidad se basa en el vehículo eléctrico (público y privado) y otros métodos de transporte no contaminantes, en la ampliación de puntos de recarga eléctricos y en un sistema inteligente de control del tráfico.
– mejora de la sostenibilidad ambiental: actualmente es la gran asignatura de muchas ciudades. Para mejorarla es esencial impulsar planes antipolución, apoyar el desarrollo de edificios ecológicos, impulsar la agricultura urbana, potenciar las energías renovables y desarrollar políticas que hagan frente al cambio climático.
– smart citizens: la participación activa de los ciudadanos es básica en este modelo de ciudad, en el cual los habitantes interactúan con la Administración a través de múltiples dispositivos tecnológicos (especialmente, teléfonos inteligentes), así como de sus automóviles y hogares conectados. Igualmente, las instituciones también se comunican constantemente con sus ciudadanos a través de los datos compartidos (open data), y es que la transparencia entre gobierno y ciudadanos es una característica esencial de las smart cities.
– preocupación por el entorno social: la ciudad inteligente no solo da respuesta a las necesidades ciudadanas en relación a los aspectos económicos y medioambientales, sino que también se preocupa por los aspectos sociales y culturales, tanto de las generaciones presentes como futuras.
Ejemplos de smart cities
Actualmente encontramos varios ejemplos de metrópolis que siguen este modelo en distintas partes del mundo. De acuerdo con el estudio IESE cities in motion publicado en 2020, que analiza el nivel de desarrollo de 174 ciudades del mundo en base a 101 indicadores, entre las 30 ciudades más inteligentes del mundo destacan dos españolas: Madrid y Barcelona, junto con otras urbes europeas, americanas y asiáticas. A continuación las repasaremos, poniendo especial atención a la capital española y catalana:
– Londres: a la cabeza de la clasificación se sitúa la capital inglesa, gracias a su capital humano, planificación urbana, movilidad y transporte (con innovadores sistemas de sensorización implantados en algunos barrios), gobernanza y proyección internacional.
– Nueva York: el segundo puesto lo ocupa la ciudad de la gran manzana, dado el gran peso de su economía, planificación urbana, movilidad y transporte.
– París: la capital francesa se sitúa en tercera posición destacando en proyección internacional y capital humano, movilidad y transporte.
– Madrid: junto con Barcelona, la capital española destaca dentro de las Smart City España y ocupa el puesto 25 del ranking del IESE. En materia de sostenibilidad, despunta por la electrificación de su flota pública para reducir las emisiones de efecto invernadero (GEI), la peatonalización de la zona centro y el plan de mejora de la calidad del aire «Madrid 360». También destaca por desarrollar varios sistemas para mejorar la interacción ciudadana con las instituciones (con la app «Avisos Madrid y la plataforma digital «Decide Madrid»), por implantar un sistema inteligente de gestión de los residuos urbanos y por potenciar proyectos de innovación en eficiencia energética, innovación empresarial y digitalización.
– Barcelona: un punto por detrás de Madrid, en el puesto 26 de la clasificación del IESE, se encuentra la capital catalana. Con iniciativas de ecomovilidad como el sistema de bicis públicas compartidas Bicing (pionero en el Estado español) y una flota de autobuses urbanos electrificados, la ciudad condal también se distingue por incorporar sensores LED que controlan el tráfico, la calidad del aire, el volumen de peatones y regulan la iluminación de la ciudad de forma inteligente. La Barcelona Smart City también cuenta con un servicio de gestión inteligente de residuos soterrados y proyectos de gestión directa y circular de los restos orgánicos, como el «Barcelona Revolta’t» (Barcelona Sublévate). En 2011, Barcelona acogió el primer congreso mundial Smart City Expo y, tras el éxito obtenido, este año el certamen llega ya a su décima edición.
En el ranking del IESE también destacan otras ciudades americanas como Chicago, Washington y Los Ángeles; asiáticas como Tokio, Singapur y Hong Kong y de Oceanía, como Sidney y Wellington.