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Rompiendo los mitos del coche eléctrico: la verdad al descubierto

A pesar de que los coches eléctricos ya llevan más de una década en circulación siguen suscitando algunas dudas: ¿es cierto que tienen una autonomía limitada?, ¿hay pocos puntos de recarga?, ¿son más caros que los vehículos de combustión?, ¿no san tan sostenibles como se dice? Lo cierto es que son muchos los mitos del coche eléctrico, así que si quieres saber cuánto hay de cierto y cuánto de falso en muchas afirmaciones que a menudo se hacen sobre este tipo de vehículos, te invitamos a que sigas leyendo este artículo de Wikidriver y te informes para que, con los datos en mano, saques tus propias conclusiones.

¿Coche eléctrico sí o no? Es la pregunta que se hacen muchos conductores que quieren o deben cambiarse el coche y prefieren apostar por la movilidad sostenible. Sin embargo, a menudo estos posibles compradores comparten muchas dudas sobre este tipo de vehículos, referidas tanto a su coste y mantenimiento, potencia, autonomía y posibilidad de recarga, entre otras. Seguidamente, las analizaremos una a una para intentar aclararlas:

1. Es difícil encontrar puntos de recarga

Uno de los falsos mitos de los coches eléctricos es que existen pocas estaciones de recarga, hecho que dificulta la conducción, especialmente en viajes largos. Sin embargo, esto no es cierto, ya que en España hay más de 41.000 puntos de recarga de coches eléctricos

¿Y son muchos o pocos? Pues depende de con qué los comparemos: si bien están lejos de las cifras de Holanda (144.453 puntos de recarga) –país que lidera este tipo de infraestructura en Europa–, Alemania (87.674), Francia (83.317) e Italia (37.186), España se sitúa por encima de otros países europeos como Dinamarca y Suiza y en el primer trimestre de este año las electrolineras aumentaron un 40 % en nuestro país. 

El principal problema es que de las más de 41.000 estaciones existentes, el 21 % (es decir, 8.645 puntos), no están operativas, según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC) publicados este año. Los motivos son variados: o bien están en mal estado o  averiadas, o aún no se han podido conectar a la red de distribución eléctrica. Además, las electrolineras se concentran en determinadas comunidades autónomas (principalmente, Catalunya, Madrid y Andalucía), mientras que en otras regiones los puntos de recarga escasean.

A esta situación hay que sumarle otro importante inconveniente: tan solo el 6,5 % de las estaciones (equivalentes a 2.013 surtidores) son de recarga rápida; el resto, son de baja potencia, comportando largos tiempos de repostaje que pueden superar las tres horas. 

Los esfuerzos, pues, deberían encaminarse a arreglar las estaciones que no funcionan o están en desuso e instalar nuevas electrolineras; recordemos que el año pasado el Parlamento Europeo aprobó una norma que obliga a instalar un cargador para vehículos eléctricos en las principales vías de transporte cada 60 kilómetros. También habría que mejorar el tipo de instalaciones para que sean de recarga rápida, permitiendo repostar de forma ágil y continuar con la actividad del transporte de mercancías y de pasajeros. 

2. Los coches eléctricos tienen menos autonomía que los de combustión

Si bien es cierto que hace casi quince años los vehículos electrificados tenían una autonomía más bien baja (unos 160 kilómetros), hoy en día esta cifra ha ascendido hasta los 300-400 kilómetros, pudiendo llegar incluso a los 500-600 kilómetros con una sola carga en los modelos más avanzados del mercado. 

En consecuencia, los coches eléctricos no tienen nada que envidiar a los vehículos de combustión y también permiten recorrer grandes distancias con sus baterías. Además, algunos modelos incorporan la frenada regenerativa, lo que permite optimizar su autonomía y reducir el impacto sobre el entorno al usar la energía generada de forma más responsable.

3. Instalar puntos de recarga es complejo

Otro de los frenos que impide que muchos conductores opten por la movilidad sostenible es la creencia de que instalar un punto de recarga es un proceso lento y costoso. Para empezar, a finales de 2014 entró en vigor un reglamento que obliga a que todas las viviendas de nueva construcción tengan una preinstalación de puntos de recarga para vehículos eléctricos en garajes comunitarios para facilitar su posterior instalación. 

En el caso de edificios más antiguos, el proceso para instalar puntos de recarga varía en función del tipo de vivienda: en caso de casas unifamiliares, podremos instalar un punto de recarga cuando queramos, mientras que si vivimos en una comunidad, deberemos informar al presidente por escrito. Si no hay oposición vecinal, las obras para empezar la instalación podrán empezar enseguida, mientras que si algún vecino no está de acuerdo, el proceso podrá demorarse hasta tres meses. Tras finalizar las obras, simplemente deberemos aportar la certificación técnica correspondiente al presidente de la comunidad. 

En cuanto al coste, hace unos años el Gobierno de España dio un impulsó a la transición energética del transporte con el plan MOVES, que establece ayudas de entre el 30 % y 40 % del coste subvencionable de la instalación, con un límite de 100.000 euros según el tipo de beneficiario. 

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4. Los coches eléctricos son más caros

Aunque es verdad que el coste de los primeros coches eléctricos años atrás era sumamente elevado en comparación con el de los coches térmicos, a día de hoy los vehículos eléctricos son más económicos por varias razones: 

  • En primer lugar, en términos generales la electricidad es más barata que la gasolina y el diésel, hecho que abarata notablemente el coste de los repostajes. Traduzcámoslo a cifras para que sea más ilustrativo: mientras que los vehículos de combustión más eficientes suelen presentar un gasto de cinco o seis euros cada 100 kilómetros, los automóviles eléctricos gastan mucho menos, apenas 1,5 euros cada 100 kilómetros. 
  • En segundo lugar, en España los compradores de vehículos enchufables pueden beneficiarse de ventajas fiscales y recibir ayudas directas del Gobierno de hasta 6.500 euros para adquirirlos. Además, también están exentos de abonar algunos impuestos (como el de matriculación, ya que no emiten gases contaminantes, y ciertos gravámenes municipales) y en algunas autopistas no pagan. Finalmente, no hay que olvidar que existen muchos puntos de recarga públicos y privados gratuitos en la geografía española y que el estacionamiento en la vía pública también está exento de pago.
  • Además, si nos fijamos en el mantenimiento de este tipo de vehículos, observaremos que es menor que el de los coches de combustión. Esto se debe a dos razones: como los motores eléctricos tienen menos piezas que los térmicos, sufren menos desgaste mecánico (lo que se traduce en menores averías) y al funcionar con baterías tampoco necesitan cambios de aceite ni de filtros.

5. Las baterías duran poco tiempo

Se estima que la batería de un vehículo eléctrico dura, como mínimo, ocho años o 150.000 km, es decir, cerca de 3.000 ciclos de carga. 

Sin embargo, ciertos factores pueden alargar o acortar su vida, ya que, por ejemplo, los coches eléctricos sufren más con las temperaturas extremas y un exceso de frío o calor puede acelerar el proceso de degradación de la batería. 

Los ciclos de carga y descarga repetidos en el tiempo también acortan su vida útil y lo mismo sucede si se usan en exceso las estaciones de recarga rápida de nivel 3 (aquellas que permiten recargar el 80 % de la batería en unos 30 minutos). 

Por el contrario, si seguimos algunos consejos para optimizar la batería de nuestro coche eléctrico podremos alargar la vida de este elemento y evitar tener que asumir los altos costes de cambiarla por otra nueva.

6. Los vehículos eléctricos contaminan

Hay mucha polémica en torno a si los vehículos eléctricos son verdaderamente más ecológicos que los de combustión o si también contaminan. 

Para empezar, la electricidad es una energía limpia que no genera efectos nocivos para el planeta, mientras que los combustibles fósiles como la gasolina y el diésel sí que expulsan sustancias contaminantes a la atmósfera. Sin embargo, si el proceso para generar esta electricidad no proviene de fuentes renovables sino fósiles, también contaminará el medio ambiente. En cambio, si la electricidad se produce aprovechando fuentes renovables, el proceso será 100 % ecológico.

Hemos examinado los costes medioambientales de la circulación de este tipo de vehículos, pero ¿qué ocurre si analizamos la etapa previa, es decir, el proceso de producción? Lo cierto es que fabricar automóviles eléctricos también genera un impacto en el planeta, especialmente la producción de baterías de iones de litio que alimentan el motor eléctrico, la de piezas de acero y la de otros componentes. 

Podría parecer, pues, que la balanza se decanta a favor de los coches de combustión, pero si tenemos en cuenta todo el ciclo de vida útil de ambos vehículos (o sea, desde que se fabrican hasta que dejan de utilizarse) las cifras hablan por sí solas: un coche diésel emite 140 gr/km de CO2 , mientras que un eléctrico expulsa 119 gr/km, según un estudio de Volkswagen. Así, es cierto que los vehículos eléctricos contaminan, pero menos que los de combustión, de modo que podemos concluir que a nivel global son más sostenibles. 

Además, actualmente la industria automovilística está destinando muchos esfuerzos a reducir el uso de minerales como el cobalto para fabricar las baterías, mejorar los procesos de reciclaje de este elemento y apostar por otras fuentes energéticas sin impacto medioambiental, como los ecocombustibles.

7. No es posible remolcar

Otra de las dudas relacionadas con los coches enchufables es si pueden llevar o no bola de enganche para arrastrar una caravana o remolque. 

La respuesta es que sí que pueden llevarla, pero solo algunos modelos que estén homologados para ello. Es el caso, por ejemplo, del Volkswagen ID.4, el Ford Mustang Mach-E, los Tesla Model Y y Model 3 y el Hyundai IONIQ 5.

8. Los coches eléctricos son lentos

Para responder si es cierto que un vehículo eléctrico es más lento que uno térmico, debemos tener en cuenta las distintas variables que entran en juego en la aceleración de un vehículo: el peso y el modelo de coche, más que si el motor es eléctrico o térmico: 

  • En primer lugar, el peso de un coche eléctrico es mucho menor que el de uno de combustión, hecho que lo hace más ligero y favorece su aceleración. 
  • En segundo lugar, será el modelo de cada coche y no su motor el que determine la capacidad para acelerar de forma más o menos rápida: así, hoy en día existen modelos enchufables más rápidos y potentes que modelos de combustión, y viceversa.

Conclusión: ¿vale la pena comprar un vehículo eléctrico?

Para terminar, en este extenso artículo hemos analizado con detenimiento los típicos mitos de los coches eléctricos y hemos intentado aportar datos para corroborar o desmentir las creencias asociadas a este tipo de vehículos. Si bien es cierto que los automóviles enchufables tienen margen de mejora en algunos aspectos, en los últimos años han reducido mucho sus costes, perfeccionado notablemente sus prestaciones y simplificado su mantenimiento, de forma que son la opción de movilidad más sostenible, eficiente y práctica del actual mercado automovilístico.