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A día de hoy, si queremos cambiarnos el coche disponemos de un amplio abanico de posibilidades, que van desde el clásico coche con motor de combustión, al coche eléctrico, pasando por híbridos y semihíbridos. Y dentro de los eléctricos, debemos mencionar una variante poco conocida pero que ya hace un tiempo que es una realidad y que puede dar mucho de qué hablar en los próximos años: nos referimos a los coches de hidrógeno. En este artículo de Wikidriver te contaremos qué son, cómo funcionan y qué ventajas y desventajas ofrecen respecto a sus competidores más directos, los coches eléctricos. Así que si te interesa estar a la última de novedades en automoción y quieres saber más sobre este tema, te invitamos a seguir leyendo.
¿Qué son los coches de hidrógeno y cómo funcionan?
A pesar de que no se hable mucho de ellos, los coches con hidrógeno tienen mucho en común con los eléctricos, si bien también se diferencian en algunos aspectos. Para empezar, la base mecánica de estos vehículos es la misma que la de un coche eléctrico puro, ya que uno o varios motores eléctricos funcionan utilizando una batería que almacena la energía que necesitan para circular. En el caso de los coches eléctricos, esta batería se recarga con electricidad (procedente de fuentes renovables o fósiles), mientras que en los coches de hidrógeno la batería se recarga mediante una pila de combustible. ¿Y cómo funciona? Pues la pila capta oxígeno de la atmósfera y lo combina con hidrógeno a alta presión (almacenado en un depósito dentro del vehículo), generando una reacción química que produce electricidad y vapor de agua. Hemos hablado de coches de hidrógeno, pero esta fuente energética no se restringe a los turismos: cualquier vehículo puede funcionar a partir de hidrógeno, incluso los vehículos pesados, ya que a pesar de que los depósitos para almacenar este elemento deben ser de grandes dimensiones, pesan poco (170 litros de hidrógeno pesan cerca de 4 kg).
Comparativa entre los coches eléctricos y los de hidrógeno
Vistas sus características y funcionamiento esencial, ¿qué es mejor, un coche de hidrógeno o uno eléctrico? Para responder a esta pregunta, debemos comparar varios factores en ambos tipos de vehículos:
– autonomía: si bien la evolución tecnológica de los últimos años ha permitido que los coches eléctricos puedan recorrer más kilómetros sin repostar, hasta la fecha los vehículos a base de hidrógeno están a la cabeza en cuanto a autonomía se refiere. Modelos como el Toyota Mirai o el Hyundai Nexo alcanzan o superan los 650 km de autonomía (con 650 y 666 km respectivamente), seguidos de modelos como el Honda Fuel Clarity, con 579 km, por citar algunos ejemplos. Hay algunos modelos de vehículos eléctricos que se acercan a estas cifras, pero la mayoría de ellos tienen una autonomía de entre 300 y 400 km
– tiempo de recarga: el tiempo que tarda un vehículo de hidrógeno en recargarse es mucho menor que el de un coche eléctrico, ya que mientras este segundo puede recargar su batería al 100% en cuatro horas, un coche de hidrógeno solo tarda de cinco a ocho minutos
– estaciones de recarga: en este punto sí que gana claramente el vehículo eléctrico. Si bien la red de puntos de recarga eléctricos aún debe mejorarse en muchos puntos del territorio, la oferta de electrolineras es totalmente superior a la de hidrogeneras (estación de servicio a base de hidrógeno), ya que en la actualidad existen poquísimas estaciones de recarga en nuestro país que contengan hidrógeno (de hecho, solo hay seis, situadas en Madrid, Sevilla, Zaragoza, Huesca, Albacete, Puertollano y Zaragoza) y todas son privadas, ninguna pública. En España existe un plan para instalar 100 hidrogeneras para el año 2030, pero estamos aún muy lejos de alcanzar esta cifra
– modelo cero emisiones: ambos modelos cuentan con el distintivo ambiental cero emisiones ya que no emiten partículas nocivas y, por ende, no contaminan la atmósfera. Lo que sí que expulsa un vehículo de hidrógeno es vapor de agua, totalmente inocuo para el medio ambiente. De hecho, no solo no contamina, sino que contribuye a purificar el aire mientras está en circulación, como bien ejemplifica una prueba de Hyundai con su modelo Nexo: tras una hora, la la firma coreana aseguró que el SUV puede purificar 26,9 kg de aire, la misma cantidad que respiran 42 adultos en ese lapso de tiempo. De este modo, si circularan 10.000 ejemplares de este modelo, el efecto medioambiental sería el mismo que plantar 600.000 árboles. Además, actualmente se está trabajando para generar hidrógeno verde, obtenido a través de electricidad procedente de energías renovables como la eólica o la fotovoltaica y conseguir así que la generación de este elemento no tenga ningún impacto ambiental
– poca oferta actual de modelos a precios muy altos: si bien en países como EE.UU. este tipo de coche está más implantado (especialmente en California, donde se registran la mitad de los coches de hidrógeno del mundo), en nuestro país los índices de penetración son aún bajísimos. Esto se debe a dos factores esenciales: una oferta muy escasa y con unos precios muy altos, superiores en muchas ocasiones a los de los vehículos eléctricos. Estamos hablando de coches con un precio de salida de 65.000 euros, como el Toyota Mirai o más de 70.000, como el Hyundai Nexo. Como la tecnología para producir estos vehículos es aún muy cara y el número de clientes potenciales, muy bajo, los precios se resienten y solo pocos conductores con un alto poder adquisitivo se plantean esta opción de movilidad
– menor eficiencia energética: la tecnología de pila de combustible es menos competitiva que la eléctrica de batería, ya que mientras la primera alcanza un 60% de eficiencia, la segunda llega al 90%
Conclusiones: los coches de hidrógeno aún deben esperar
Tras comparar varios factores de uno y otro tipo de vehículo y ver los pros y contras de los coches de hidrógeno, a modo de conclusión podríamos decir que en la actualidad la alternativa principal al vehículo de combustión es el eléctrico. Los coches de hidrógeno ofrecen un futuro prometedor, sin prácticamente impacto medioambiental, una gran autonomía y un tiempo de recarga récord, pero los altos costes de la tecnología para producirlo, la falta de puntos públicos de recarga, sumada a una oferta de modelos escasa y muy cara impiden su popularización entre el gran público. Parece, pues, que aún deberemos esperar a que los avances tecnológicos y la apuesta de las autoridades por esta nueva forma de movilidad democraticen los precios y los coches de hidrógeno puedan convertirse en una opción de compra real para muchos conductores.