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Con más de 28.000.000 hectáreas de superficie forestal, abundantes sistemas montañosos y una nutrida variedad hidrográfica, España está repleta de rincones naturales fascinantes: desde hermosos bosques, parques naturales, pasando por deltas y humedales, hasta sistemas dunares y marismas. Si ya de por si son siempre un espectáculo para los sentidos, aún lo son más en otoño. Cual paleta de pintor, en esta época del año los bosques se cubren de un precioso manto amarillo, naranja, rojo, verde y marrón, las primeras lluvias de la temporada avivan los ríos y los animales y las aves corretean por la foresta preparando para el duro invierno. En este artículo de Wikidriver te recomendaremos cuatro excursiones a algunos de los parques naturales de España más hermosos, así que si te interesan las rutas en coche para este otoño, te recomendamos que sigas leyendo y tomes nota.
Los mejores parques naturales de España para visitar en otoño
Resumir en un único artículo los mejores parques naturales de España no es tarea fácil; son tantos los bosques y espacios naturales que alberga nuestro país que cuesta hacer una selección: los Picos de Europa, el Parque Nacional de Cabañeros, el Parque Nacional de Monfragüe, la Sierra Norte de Guadalajara… el listado podría ser muy largo.
A continuación, siguen cuatro espléndidos espacios naturales repartidos por la geografía española que, a nuestro entender, merece la pena visitar en otoño:
Parque Natural de las Fragas del Eume (Galicia)
El Parque Natural de las Fragas del Eume se podría definir como un lugar donde la naturaleza y el ser humano se funden en un solo espacio.
Fragas del Eume es uno de los bosques atlánticos de ribera mejor conservados del continente europeo y una de las poquísimas forestas de esta clase en Europa. Ubicado en A Coruña, el parque ocupa 9.000 hectáreas de extensión (pobladas por robles, castaños, chopos, fresnos, tejos, alisos, 20 tipos de helechos y 200 clases de líquenes) que cada año son frecuentadas por miles de senderistas, especialmente durante la estación otoñal.
Este espléndido parque gallego tiene forma triangular (cuyos vértices son As Pontes, Pontedeume y Monfero) y sus orígenes se remontan a la era terciaria, siendo uno de los bosques más longevos de la Península.
Además de su exuberante vegetación, si algo destaca en esta fraga (término gallego que designa una zona de bosque espesa) es la magnífica conjunción con el ser humano, ya que las escasas 500 personas que viven aquí y sus construcciones (puentes, ermitas, monasterios y senderos) viven en armonía fundiéndose en un único escenario a orillas del río Eume.
Hay cuatro puntos de acceso para acceder al parque, el más frecuentado de los cuales es el que lleva al Monasterio de San Xoán de Caaveiro, un cenobio de arte románico con más de 10 siglos de historia a sus espaldas. Desde el refugio de pescadores de Cal Grande parten los varios itinerarios a través del bosque, que nos permitirán admirar la singular fauna y flora de la foresta (Fragas del Eume alberga a 103 especies de aves, 41 de mamíferos y 8 de peces) y su incomparable belleza.
La Selva de Irati en Navarra también conocida como la Selva Negra española está situada en pleno Pirineo, y se extiende principalmente por los valles navarros de Aezkoa y Salazar y, en menor medida, por los valles franceses de Cize y Soule.
Se trata de la mayor masa forestal de Navarra (17.195 hectáreas) y uno de los mayores y mejor conservados hayedos y abetales de Europa, después de la Selva Negra alemana. Además de estos dos tipos de árboles, en la Selva de Irati también encontramos abedules, tejos, acebos, arces, tilos, zarzamoras, setas y serbales debido a la elevada humedad del bosque.
Para recorrer este magnífico espacio natural, en la Selva de Irati hay una red de 16 senderos señalizados aptos para todas las edades cuyo recorrido no supera los 10 km.
Además de disfrutar de la flora y fauna de este precioso lugar, también vale la pena recorrer algunas poblaciones de esta región, como Ochagavía, Izal (que aún conserva algunos bonitos horreos), Isaba, Roncal, Roncesvalles o Valcarlos, sin olvidarnos de los impresionantes Foz de Lumbier y del mirador de la Foz de Arbayún (también llamado mirador de lso) y las vistas de ensueño que regalan al visitante.
Fageda d’en Jordà y Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa (Catalunya)
Si lo que buscas es caminar sobre volcanes, debes visitar la Fageda d’en Jordà y el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa. Este es otro de los bosques más bonitos de España, en otoño lo encontramos en la comarca catalana de la Garrotxa.
Con una altitud de 550 metros, la Fageda (hayedo) d’en Jordà creció sobre la colada de lava del vecino volcán Croscat, en un lugar llano y salpicado de suaves colinas. El hayedo, que cada año es frecuentado por miles de turistas locales y extranjeros, fascina nada más llegar: árboles que rozan el cielo y un espectáculo cromático apabullante.
No es de extrañar que en el pasado sirviera de inspiración a artistas como Joan Maragall, quien le dedicó un poema y lo hizo famoso; en uno de los itinerarios a pie un monolito en honor al poeta recuerda su vinculación al hayedo. La Fageda d’en Jordà se extiende por los municipios de Santa Pau, Olot y Les Preses y ofrece varios itinerarios al visitante de distinta duración y dificultad, según desde la población desde donde se acceda al bosque.
Y si la Fageda nos ha cautivado, el cercano Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa seguro que también nos enamorará. Con una extensión de unas 15 mil hectáreas, está compuesto por cuarenta volcanes (muchos de ellos, camuflados por la abundante vegetación y los campos de cultivo) y más de 20 coladas de lava. Entre ellos, sobresale el Croscat, uno de los más conocidos por haber originado la fageda y por su magnífico corte transversal (que permite observar perfectamente la estratificación del terreno), el Santa Margarida, el Montsacopa o el Rocanegra, entre otros. Sin duda, hacer una ruta a pie, en bici o en un pequeño tren en otoño por esta espléndida zona volcánica nos permitirá disfrutar de las tonalidades rojizas, negruzcas y marrones de esta área de la Garrotxa y admirar el mejor ejemplo de paisaje volcánico de la Península Ibérica.
Parque Nacional de Doñana
El Parque Nacional de Doñana es un calidoscopio de ecosistemas único en Europa, y es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco y reserva de la biosfera. Se trata de uno de los humedales más destacados del mundo y una de las áreas de conservación más importantes de Europa.
Está ubicado entre las provincias de Cádiz, Sevilla y Huelva y se extiende a lo largo de 541 km en forma de playas, dunas, lagunas, cotos, marismas, acantilados y bosques. Este rico calidoscopio de ecosistemas se traduce en una gran biodiversidad, en la cual destacan algunas especies únicas en peligro de extinción, como el águila imperial ibérica, el lince ibérico, la tortuga mora o el salinete.
El Parque Nacional de Doñana es también un lugar de paso, cría e invernada para miles de aves europeas y africanas, que buscan cobijo y alimento durante los meses más fríos. En otoño empiezan los flujos de estas aves migratorias invernantes y el cielo de Doñana se tiñe de ánsares, anátidas, grullas, limícolas y otros pájaros, de modo que visitarlo en esta época del año nos permitirá contemplar este magnífico espectáculo de la naturaleza. Además de la observación de aves, en el parque se pueden realizar varias rutas a pie o en bici, visitas guiadas y paseos a caballo, entre otras actividades.
Consejos prácticos para disfrutar de la excursión
Escojas el destino que escojas, antes de empezar la ruta es muy recomendable seguir algunos prácticos consejos, como preparar el coche, decidir bien el itinerario (adecúalo a tus condiciones físicas, a la dificultad del terreno y a tus acompañantes) y dónde aparcarás el coche para no perder tiempo dando vueltas y aprovechar la visita. Puedes intentar estacionar cerca de tu destino, pero ten en cuenta que en algunos espacios naturales a veces no está permitido acceder en vehículo particular o hay pocas plazas de aparcamiento. Por ello, otra interesante opción es dejar el coche en una ciudad cercana a tu destino (como Girona si queremos ir a la Fageda d’en Jordà, por ejemplo) y continuar el viaje en transporte público.
Dicho esto, ahora solo te falta decantarte por el parque natural que más te haya cautivado, calzarte las botas y la mochila y prepararte para observar la naturaleza en todo su apogeo, con variedades cromáticas que ni imaginas y paisajes que quitan el aliento.