Hace ya algunos años que varias ciudades españolas han apostado por el gas natural en lugar del diésel en sus flotas de autobuses urbanos, además de optar por vehículos híbridos y eléctricos y de fomentar otras soluciones de movilidad ecológicas. A estas alturas, es una evidencia que el futuro del transporte (sea público o privado) pasa por el respeto al medio ambiente, pero, más allá de soluciones sostenibles, ¿qué otras tendencias se vislumbran si pensamos en los transportes del futuro?, ¿la conducción autónoma?, ¿la conectividad aplicada a toda la red de transporte público?, ¿nuevos vehículos? En este artículo de Wikidriver analizaremos las tendencias actuales para intentar avanzarnos y esbozar cómo será la movilidad urbana en los años venideros y qué elementos la caracterizarán.
Antes de hablar del futuro del transporte público, debemos hablar brevemente del futuro de las ciudades, el contexto en el cual estará inmerso. Según previsiones de las Naciones Unidas, en 2050 el 68% de la población mundial vivirá en zonas urbanas y se espera que ciertas «mega ciudades» (aquellas con núcleos de población de más de 10 millones de habitantes como Nueva Delhi) sigan creciendo y masificándose. Por lo tanto, esto planteará serios desafíos al desarrollo sostenible y el transporte resultará un elemento esencial para gestionar tal volumen de desplazamientos diarios. Es cierto que, contrapuestas a estas «mega ciudades», recientemente también han aparecido otros modelos urbanísticos como la «Ciudad a 15 minutos», una propuesta sin un núcleo urbano sino barrios o distritos descentralizados en la cual el ciudadano tiene todos los servicios a tan solo un cuarto de hora a pie o en bici. Y no podemos olvidarnos de las smart cities o ciudades inteligentes, aquellas que buscan integrar la tecnología y la innovación para conseguir un desarrollo sostenible, mejorar la calidad de vida de sus habitantes y la eficiencia de sus servicios.
Sea cual sea el modelo de crecimiento urbano que sigamos en los próximos años, lo que está claro es que necesitamos que sea sostenible e inteligente (smart mobility), que es precisamente uno de los pilares de las ciudades inteligentes y una prioridad estratégica a nivel local, nacional, europeo y mundial. El impulso al transporte público en las smart cities es determinante y está estrechamente ligado a la tecnología y la conectividad, ya que en este modelo de ciudad los distintos elementos que la conforman (como las infraestructuras viales y los medios de transporte públicos) están interconectados. Gracias a las redes 5G y a la internet de las cosas o internet of things (ioT) como se conoce en inglés, el sistema constantemente recibirá miles de datos (big data o análisis masivo de datos) provenientes de semáforos, señales, vehículos, cámaras y sensores que monitorizarán la circulación y los peatones, los analizará y utilizará para planificar el tráfico urbano con la máxima eficiencia. De este modo, por ejemplo, los semáforos podrían autorregularse según el estado del tráfico y los conductores de la red de transporte público recibirían información predictiva para mejorar su conducción, aumentar la seguridad de los pasajeros y optimizar las rutas.
De hecho, según un estudio sobre tendencias de movilidad urbana de la consultora Deloitte, las tres características principales de un sistema de movilidad inteligente son:
– Rendimiento y resiliencia: las urbes deben velar por el buen estado de sus infraestructuras de transporte, apostando por la intermodalidad de medios de transporte (integración de varios tipos de transporte) para reducir las retenciones, los tiempos de desplazamiento y los niveles de polución
– Visión y liderazgo: para lograr una movilidad eficiente, hace falta innovación e inversión previas y el liderazgo de expertos en la materia para aplicar una estrategia eficiente en movilidad urbana
– Servicio e inclusión: la accesibilidad a la red de transporte pública para toda la población es un punto clave, con precios asequibles que permitan que ningún colectivo quede excluido, un servicio de calidad y un funcionamiento óptimo.
¿Cuáles son las tendencias de movilidad urbana?
Hemos repasado las características teóricas de un sistema de movilidad inteligente, pero si vamos a la práctica, ¿qué elementos definen hoy en día el sector del transporte urbano? En los últimos años, la movilidad en las ciudades ha seguido un patrón que podríamos denominar casi universal, ya que se replica en la mayoría de los principales núcleos urbanos del planeta. Repasémoslo:
– ecomovilidad: irrupción de métodos de transporte basados en energías no fósiles, como los vehículos eléctricos e híbridos (públicos y privados) y los Vehículos de Movilidad Personal (VMP), como patinetes y bicis (eléctricas y convencionales). Uno de los mayores puntos débiles que suele asociarse al uso de los vehículos eléctricos es la escasez de estaciones de recarga, pero gracias a la ampliación actual de puntos donde repostar y a las opciones que brindan algunos aparcamientos públicos como los de Saba, recargar este tipo de vehículos es cada vez más sencillo. Otros combustibles alternativos que en los últimos años se están aplicando al sector del transporte (también el público) son el hidrógeno y los híbridos de gas para trenes y autobuses, como demuestran iniciativas locales como las de Barcelona
– movilidad compartida: sin duda, una de las tendencias en alza en los últimos años. El mercado del sharing ha vivido una auténtica explosión con varias modalidades para compartir vehículo (desde los archiconocidos car sharing y pooling, hasta los peer-to-peer sharing y ride hailing) y economizar tiempo y dinero
– automatización de vehículos: actualmente no solo disponemos de automóviles con grados avanzados de autonomía, sino también de otros medios de transporte como lanzaderas totalmente automatizadas que se usan para transportar a pasajeros en algunos aeropuertos y ciudades (un ejemplo serían los vehículos 2getthere, desarrollados por la compañía Transdev y presentes en Europa –en países como España, Holanda y Francia, entre otros, América del Norte y del Sur, y Oceanía). La automatización también está presente en transportes subterráneos como el metro: pesar de que más de uno se sorprenda, en los años 80 ya se dieron las primeras experiencias de metros sin conductor y a lo largo de las siguientes décadas el sistema se fue extendiendo a varios lugares del mundo. Actualmente, encontramos más de de 50 ejemplos de metros automatizados en todo el planeta (entre los cuales, cabe destacar las líneas 9, 10 y 11 del metro de Barcelona, las de París y las de Roma) y se calcula que en 2025 haya 2.200 quilómetros de líneas de metro automático en funcionamiento. Y, como el metro, los vehículos de reparto de última milla (es decir, aquellos que comprenden el tramo final hasta que no se la entrega del paquete al usuario) también se están automatizado recientemente en varias partes del planeta. Con ello, se busca reducir la contaminación en la parte final del trayecto y optar por soluciones más sostenibles, como han hecho recientemente las firmas Goodyear y la empresa de paquetería Geever.
– Mobility as a Service (MaaS): con este nombre se alude a un tipo de servicio que, mediante un canal digital integrado, permite a los usuarios planificar, reservar y pagar distintos servicios de movilidad intermodal. Este nuevo enfoque, que se está impulsando en varias partes del mundo, apuesta por la reducción del vehículo privado en favor de la red pública combinada con nuevas opciones de movilidad, y se fundamenta en la digitalización de los servicios de transporte.