Contenidos
Lo dice la comunidad científica, los grandes organismos internacionales como la UE o la OMS y los manifestantes preocupados por la salud del planeta: la lucha contra el cambio climático es contrarreloj y no podemos perder más tiempo. Para avanzar hacia la descarbonización y conseguir la neutralidad de emisiones en 2050, en los últimos años el sector automovilístico se ha puesto las pilas (y no solo en sentido metafórico, sino también literal con el impulso a los coches eléctricos) y está explorando nuevos carburantes de origen no fósil que no emitan gases de efecto invernadero. Hablamos de los ecocombustibles, combustibles sintéticos producidos a partir de materias primas como el agua y el CO2 que pueden utilizarse en cualquier vehículo, ya sean automóviles, camiones o incluso aviones. En este artículo de Wikidriver te contaremos más detalles sobre esta interesante alternativa al petróleo y qué posibilidades tiene de sustituir a los actuales combustibles fósiles.
¿Qué son y cómo se producen los ecocombustibles?
También llamados combustibles de huella cero o e-diésel, los ecocombustibles no solo son un proyecto de fabricantes de automóviles y carburantes, sino que ya son una realidad que podemos utilizar en nuestros vehículos actuales. Se producen a partir de dos materias primas que encontramos fácilmente en la naturaleza: el agua y el CO2, a través de un complejo proceso que a continuación explicaremos.
Para elaborar ecocombustible se necesitan tres elementos: hidrógeno, dióxido de carbono y energía eléctrica. En primer lugar, cabe decir que la electricidad procedente de fuentes renovables (energía eólica o solar) alimenta todo el proceso. En segundo lugar, el hidrógeno se obtiene del agua; mediante el proceso químico de la hidrólisis, el agua se somete a altísimas temperaturas (800°), separando el oxígeno del hidrógeno y obteniendo el llamado hidrógeno verde o renovable. Este hidrógeno se introduce en un reactor de una planta de producción de combustibles sintéticos, mientras que el oxígeno es liberado de nuevo a la atmosfera.
En tercer lugar, el dióxido de carbono se captura directamente del aire o de una instalación industrial a través de filtros y se introduce en el mismo reactor donde se encuentra el hidrógeno verde. Seguidamente, en la planta destinada a la fabricación de carburantes sintéticos se usan el hidrógeno verde y el CO2 para producir ecocombustibles cero emisiones a través de un proceso de conversión. En este procedimiento, se mezclan ambos elementos y se hacen reaccionar a una temperatura y presión elevadas para poder obtener una mezcla líquida; el carburante resultante se conoce como e-diésel o crudo azul. Por último, se aplica un proceso de refinamiento tal como se hace con los actuales combustibles fósiles para que pueda usarse en distintos vehículos. Estos carburantes sintéticos son neutros en carbono, es decir, no emiten gases contaminantes, y pueden utilizarse en los actuales motores de automóviles, camiones o aviones.
Podemos apreciar las varias etapas que componen el proceso en la siguiente infografía:
Recientemente, se ha creado la Plataforma para la promoción de los ecocombustibles para defender e impulsar el uso de esta alternativa dentro de las políticas de movilidad y generación de energía en España. Esta plataforma cuenta con una interesante sección en la que pueden conocerse los distintos tipos de carburantes cero emisiones netas además de los combustibles sintéticos, como biocombustible, biocombustible avanzado, hidrógeno renovable, biocombustible para aviones y gas a partir de residuos. De este modo, podemos ver en el mapa europeo dónde están ubicadas las refinerías de estos carburantes alternativos y saber de antemano en qué países los coches con hidrógeno o biocombustibles, por citar un par de ejemplos, podrán repostar sin problemas.
¿Qué ventajas tienen los ecocombustibles?
El beneficio más obvio de los carburantes sintéticos es que son neutros en carbono y no emiten gases de efecto invernadero (GEI), pero además de estas ventajas, los ecocombustibles también son:
– sostenibles: en su fabricación se utilizan materias primas abundantes en la atmosfera, como el agua y el CO2, y energías renovables como la solar o eólica. Se estima que en los coches con motores de combustión este tipo de carburante permite reducir en un 90% las emisiones de dióxido de carbono; y, de hecho, según los expertos, el uso de combustibles sintéticos en Europa en 2050 como complemento a los vehículos eléctricos permitiría una reducción importantísima de los GEI, concretamente, de hasta dos gigatoneladas de CO2 (que equivale al triple de emisiones de este gas emitidas por Alemania en el año 2016)
– eficientes: el crudo azul tiene propiedades fisicoquímicas parecidas a los combustibles fósiles actuales, hecho que lo hace compatible con el actual parque automovilístico (turismos, camiones, maquinaria agrícola, etc.) y no requiere ninguna adaptación de los vehículos, a diferencia de lo que ocurre con otras fuentes energéticas, como el gas y las baterías eléctricas. Además, no solo puede utilizarse en el transporte terrestre, sino que también puede aplicarse a otros sectores como el transporte marítimo, la pesca o el sector aéreo, en los cuales no existen alternativas competitivas a los carburantes fósiles o estas exigen una gran inversión
– estratégicos: los hidrocarburos contribuyen al proceso de descarbonización progresiva del transporte y la aviación y también pueden reducir la huella ambiental derivada del consumo doméstico. De este modo, pueden usarse en las calderas actuales sin tener que sustituirlas por otras con características específicas. Otro aspecto a señalar es que, al no tener que importar carburantes de origen fósil de otros países para elaborar combustibles, permiten ser energéticamente independientes. Otra ventaja de los carburantes sintéticos es que son un motor económico importante, ya que crean nuevas oportunidades de empleo y riqueza industrial
– innovadores: la avanzada tecnología aplicada para producir combustibles sintéticos los sitúa a la vanguardia de la ciencia y la técnica y ofrece vías alternativas a los carburantes fósiles.
Historia del crudo azul y perspectivas de futuro
Audi empezó a desarrollar estos carburantes sintéticos cero emisiones en 2014 junto con la compañía tecnológica Sunfire; a lo largo de estos años, el fabricante alemán ha ido perfeccionando la tecnología necesaria para producir ecombustibles y, gracias al acuerdo que contrajo con dos productoras eléctricas en 2018, ha llegado a producir una cantidad de crudo azul muy superior a la fijada inicialmente en el proyecto piloto. Y, siguiendo su estela, otras grandes marcas del sector como Porsche también han decidido apostar por los combustibles de origen no fósil; de hecho, este fabricante automovilístico de alta gama ha anunciado que en los próximos años invertirá en esta tecnología para alimentar al 20% de sus ventas.
En España, la petrolera Repsol también dio a conocer a finales del año pasado que liderará un innovador proyecto mundial para fabricar carburantes sintéticos a partir de hidrógeno verde. Para ello, creará una nueva planta en Bilbao junto con Petronor y el Ente Vasco de la Energía y se prevé que esté lista en 2024. En la instalación, Repsol fabricará carburantes sintéticos usando como únicas materias primas el CO₂ capturado en la refinería de Petronor e hidrógeno producido con electricidad 100% renovable.
Según la petrolera, en una primera fase se obtendrán 50 barriles diarios de combustible sintético cero emisiones netas y, en base a los resultados, podría replicarse en otros lugares en una posterior etapa comercial. Para que nos podamos hacer una idea, debemos tener en cuenta que España tiene una capacidad de refino de 1.536.000 barriles al día.
Sin embargo, aunque ofrecen una alternativa prometedora y son un magnífico ejemplo de economía circular, las cifras de los carburantes sintéticos siguen estando muy lejos de las cantidades que se fabrican anualmente de otros combustibles. Además, los ecocombustibles presentan otros problemas, como su alto coste de producción (mucho más costoso que la extracción de petróleo para fabricar carburantes fósiles) y su escasa eficiencia energética, tal como apuntan algunos expertos. Deberemos estar muy atentos en los años venideros para ver si los combustibles sintéticos logran sortear estos importantes obstáculos, convirtiéndose en el combustible del futuro y desbancando a los carburantes fósiles.